El Kintsugi (también conocido como Kintsukuroi) es una antigua técnica japonesa que se traduce literalmente como «carpintería dorada». Los japoneses han utilizado técnicas de lacado durante aproximadamente 9,000 años, y esta habilidad y forma de arte aún se valora hasta nuestros días.
En este arte japonés se emplea un metal precioso para unir los pedazos de cerámica roto y al mismo tiempo mejorar la apariencia de las roturas. En esencia es unir fragmentos y darles un aspecto nuevo y más refinado. Cada pieza es única debido a las diversas formas en que se rompe la cerámica y los patrones irregulares formados.
La esencia detrás de Kintsugi es la unión de tres filosofías asiáticas más destacadas. La filosofía Zen, Mono No Aware y Wabi Sabi se unen en el arte de Kintsugi para enseñarnos que la reparación requiere transformación y que las grietas tienen un mérito filosófico y un significado.
De forma simbólica se da valor a nuestras cicatrices, es decir, con esta filosofía los pedazos de ti que crees que están rotos, los pedazos que crees que están dañados, ya no son considerados de esa forma. Sino como un hermoso camino, un proceso lleno de grandes experiencias.
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